Gernika / Guernica. Anita Glesta

Gernika / Guernica. Anita Glesta

Desde la ventana de mi dormitorio en el piso 32, frente al World Trade Center, vi cómo el primer avión impactaba contra el edificio el 11 de septiembre. Corrí a salvar a mis hijos de la escuela que estaba debajo de las torres, tratando de protegerlos del horror de lo que estaban viendo mientras huíamos por West Street.

Unos meses más tarde, mientras cambiábamos por la ciudad en varios apartamentos, ya que nuestro apartamento del centro estaba contaminado, no dejaba de pensar en mi experiencia personal de vivir en el norte de España cuando era adolescente en la década de 1970.

Pensaba en la gran pintura de Picasso y en lo que significaba significaba hacer arte en estos tiempos terribles, particularmente en el contexto de un monumento, pero en general qué significa hacer imágenes de la atrocidad cuando ésta nos rodea tanto. Y, me preguntaba, ¿qué quedaba en el propio pueblo de Gernika?

Como hacía casi 30 años que no vivía en España y no estaba en contacto con la familia con la que había vivido durante ese tiempo, lancé un mensaje en una botella y escribí una carta anónima a una dirección de Internet, gernika.com. Expliqué quién era y pregunté a quien estuviera al
el otro extremo si quedaba algún fragmento de la bomba en el pueblo. Me pregunté qué monumentos conmemorativos existían en el pueblo sesenta y cinco años después del primer bombardeo aéreo, que cambió el mundo tal y como se conocía entonces.

Al día siguiente recibí la respuesta de María Oinaguren, directora de la Organización para la Paz en Gernika, Gernika Gogoratuz, que me dijo: «Te hemos estado esperando…».

Fecha

septiembre 2007

Categoria

Arte y Paz, Memoria